En Septiembre de 1942 el ingeniero y director de la mina, Luis Soloaga Asua, escribe una carta al Patronato Central para la Redención de Penas por el Trabajo (dependiente de la Dirección General de Prisiones) solicitando trabajadores para la mina con el fin de aumentar su producción.  Y así es como, entre noviembre de 1942 y julio de 1944, funcionó como Destacamento Penal. 

Este era el sistema que tenía el régimen franquista para hacer trabajar a los prisioneros de guerra a cambio de una reducción de sus condenas.

Tal y como señala Isidro García Tato, autor del libro «El destacamento penal de las minas de wolfram de Valborrás de Casaio (Carballeda de Valdeorras)»: “los presos republicanos podían redimir penas, trabajando en las minas de wólfram además de cobrar un salario y huir de las atestadas cárceles españolas llenas de piojos, enfermedades y faltas de comida”.

 

463 presos pasaron por la mina en menos de dos años, principalmente, excombatientes republicanos de las zonas de Andalucía, Madrid, Guadalajara, Asturias y el Bierzo. 

De lo que recibían como “sueldo” más de la mitad era confiscado para la Hacienda pública en concepto de indemnización de guerra.

El Destacamento Penal fue cerrado en Julio de 1944 después de que se produjeran varias fugas e incluso que alguno de los presos entrara en contacto con los guerrilleros que se movían por la zona.

Cerca de Valborraz se encuentra la “Ciudad de la Selva”, una red de asentamientos de la Federación de Guerrillas León-Galicia, pero esa es otra historia.

 

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Imagen del fondo: Redención de Penas por el Trabajo. Fuente: Eibarko Kultura Ondarea

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